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sábado, 22 de octubre de 2011

Capítulo 1#

De repente a Katy le pareció ver una cara familiar, se acercaba.
-¿Qué pasa princesa? ¿Ya vuelves a estar sola otra vez?
Katy alzó la cabeza al vuelo.
-Vete a tomar por culo Mike, si te crees que prefiero estar contigo a estar sola, estás muy equivocado chaval.

Katy se puso nerviosa, y como siempre, se encendió otro cigarro.

-Ese vicio terminará por matarte, ¿Sabes?
-Creo que no eres el más indicado  para decírmelo-soltó el humo-
¿Verdad señor del whisky?- Dijo mientra soltaba una carcajada.

Mike también se rió.

-¿Aún lo recuerdas eh?
-Difícil olvidarlo.

Recuerdos vinieron a la mente de los dos y se extendió un largo y molesto silencio entre ellos.

-Creo que debo irme- dijo Katy mientras se levantaba del banco.-
-Oh, está bien; a ver si nos vemos alguna vez, ya sabes, como antes…
-Já, eso nunca Mike, ESO NUNCA.

Katy se alejaba mientras que en la cabeza de Mike no paraba de repetirse la frase “Eso nunca”.

Esos recuerdos no le habían venido nada bien a Katy, un corazón roto por naturaleza que le había costado curar; pero siempre quedarían las cicatrices.
Katy siempre pensaba que era borde con los demás porque la vida no le había tratado demasiado bien.
Hubo una vez que encontró un corazón roto, como ella, todo fue bien, incluso Katy olvidó todos sus problemas e incluso se la veía sonriendo sin razón aparente.
Pero claro, cuanto más perfecto parece, menos lo es.
Apareció otra chica.. pero esto es otra historia.
Al fin y al cabo Katy volvió a tener el corazón roto y a tener ganas de mandar a la mierda a todo su alrededor.

Katy llegó al portal de su casa, tenía las llaves, pero aún así llamó al timbre.
Había ascensor, pero ella siempre subía andando.
Cuando llego a la puerta 11 entró, y sin saludar a nadie, se dirigió a su cuarto, cerró la puerta y se tumbó en la cama. “Vaya día de mierda”, pensó.
“Aunque los e tenido peores”.

Katy volvió a pensar en lo ocurrido esta tarde, la habitual discusión con Mary, su desaparición de la pandilla, sus pensamientos en el banco.
Hasta que apareció el.
“Joder, esto no puede ser. No puede ser que me coma la cabeza solo porque me haya llamado “princesa”, me haya hecho reír y me haya propuesto vernos más a menudo, como antes…”

La cabeza de Katy era todo un enigma, solo ella sabía lo que pasaba por ahí dentro.
“Aunque parezca que olvido, créeme, no lo hago” solía decir a sus “amigas” a veces.

Katy se dio la vuelta y miró el techo
“No me gusta esta sensación”-suspiró.
Se durmió. Su madre acostumbrada a su actitud no le obligó a levantarse a cenar.
La madre y el padre de Katy no la entendían, estaban demasiado ocupados discutiendo.


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