De repente a Katy le pareció ver una cara familiar, se
acercaba.
-¿Qué pasa princesa? ¿Ya vuelves a estar sola otra vez?
Katy alzó la cabeza al vuelo.
-Vete a tomar por culo Mike, si te crees que prefiero estar
contigo a estar sola, estás muy equivocado chaval.
Katy se puso nerviosa, y como siempre, se encendió otro
cigarro.
-Ese vicio terminará por matarte, ¿Sabes?
-Creo que no eres el más indicado para decírmelo-soltó el humo-
¿Verdad señor del whisky?- Dijo mientra soltaba una
carcajada.
Mike también se rió.
-¿Aún lo recuerdas eh?
-Difícil olvidarlo.
Recuerdos vinieron a la mente de los dos y se extendió un
largo y molesto silencio entre ellos.
-Creo que debo irme- dijo Katy mientras se levantaba del
banco.-
-Oh, está bien; a ver si nos vemos alguna vez, ya sabes,
como antes…
-Já, eso nunca Mike, ESO NUNCA.
Katy se alejaba mientras que en la cabeza de Mike no paraba
de repetirse la frase “Eso nunca”.
Esos recuerdos no le habían venido nada bien a Katy, un
corazón roto por naturaleza que le había costado curar; pero siempre quedarían
las cicatrices.
Katy siempre pensaba que era borde con los demás porque la
vida no le había tratado demasiado bien.
Hubo una vez que encontró un corazón roto, como ella, todo
fue bien, incluso Katy olvidó todos sus problemas e incluso se la veía sonriendo
sin razón aparente.
Pero claro, cuanto más perfecto parece, menos lo es.
Apareció otra chica.. pero esto es otra historia.
Al fin y al cabo Katy volvió a tener el corazón roto y a
tener ganas de mandar a la mierda a todo su alrededor.
Katy llegó al portal de su casa,
tenía las llaves, pero aún así llamó al timbre.
Había ascensor, pero ella siempre
subía andando.
Cuando llego a la puerta 11
entró, y sin saludar a nadie, se dirigió a su cuarto, cerró la puerta y se
tumbó en la cama. “Vaya día de mierda”, pensó.
“Aunque los e tenido peores”.
Katy volvió a pensar en lo
ocurrido esta tarde, la habitual discusión con Mary, su desaparición de la
pandilla, sus pensamientos en el banco.
Hasta que apareció el.
“Joder, esto no puede ser. No
puede ser que me coma la cabeza solo porque me haya llamado “princesa”, me haya
hecho reír y me haya propuesto vernos más a menudo, como antes…”
La cabeza de Katy era todo un
enigma, solo ella sabía lo que pasaba por ahí dentro.
“Aunque parezca que olvido,
créeme, no lo hago” solía decir a sus “amigas” a veces.
Katy se dio la vuelta y miró el techo
“No me gusta esta sensación”-suspiró.
Se durmió. Su madre acostumbrada a su actitud no le obligó a
levantarse a cenar.
La madre y el padre de Katy no la entendían, estaban demasiado
ocupados discutiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario